martes, 6 de enero de 2009

El regreso a la Tierra -Contando el viaje-

Disculpen que tardé tanto pero fui secuestrado por los extraterrestres y en Júpiter no hay ni un solo cyber, pueden creerlo? En Temperley hay y en Júpiter no.

Bueno, pero vayamos por partes, finalmente los extraterrestres trajeron refuerzos, unos cinco platillos voladores bajaron y de ellos cantidades de seres con trajes negros que cubrían todo su cuerpo. Luchamos como bravos guerreros pero el ejército ninja fue derrotado en menos de un minuto. Intenté patearle el pitulín a uno de los seres pero ni se inmutó. Mi compañero de los 8 cambios intentó girar en derredor de un grupo de ellos, pero le tiraron un recto y cayó desmayado. Derribé un par de ellos pero pronto me rodearon y me golpearon hasta nokearme. Fuimos tomados como prisioneros y subidos a los platillos voladores ya que cuando desperté, estaba en una habitación de metal de unos cinco metros cuadrados con mi compañero de aventuras Omar que aun seguía desmayado en un catre metálico.
Inmediatamente intenté derribar la puerta con las patadas mongolas que conocía, hasta intenté la famosa patada derribajinetes, pero nada funcionaba, la puerta ni siquiera se había abollado.
Una voz salió de algún lado:
-Estúpido humano, no tienes el poder para derrotarnos.
-Maldito extraterrestre, ven por mi y te mostraré mi poder mongol.
-Ya probarás eso en la arena de combate en Júpiter.
-Malvados

La comunicación se cortó en ese momento. Horas después Omar se despertó y le comenté la situación en la que nos hallábamos. El me dijo algo que me hizo preocuparme pués tenía razón:

-Pero yo no le dije a mi mamá que me iba a otro planeta, se va a enojar!

Yo pensaba mucho en Maestro Puteador que era como un padre, un general (porque eso significan las graduaciones en el arte guerrero mongol, graduaciones militares).

Pasadas unas horas desde un pequeño rincón se abrió una especie de cajón donde había comida y agua. Se trataba de un poco de verduras al vapor y un Topolín de postre. Si bien teníamos bronca, nos encontrabamos hambrientos y comimos toda la verdura como dice mi mamá que hay que hacer para crecer fuerte.
No se cuanto tiempo estuvimos así cuando la puerta se abrió y unos seres color verde con grandes ojos y cabeza cuadrada entraron en tropel y nos esposaron. Nos inyectaron algo y nos dormimos, cual sería mi sorpresa al conocer mi próximo destino en esta aventura interespacial, pero mejor lo dejo para la próxima oportunidad. Ahora me voy de Maestro Puteador a dejarle los alfajores que le compré en Júpiter.

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