lunes, 14 de julio de 2008

Querido blog: Te cuento que lleguè a casa el otro día y me encontré una carta que tenía el sello de la CHS. Era un desafío:

"Guerrero groso: Se que has derrotado a todos mis bravos guerreros, por eso, es hora de que te enfrentes a mi, el más poderoso de los guerreros Chul de Temperley. Seguro ni te imaginas quien soy, pero espero que la sorpresa no te amedrente, pués nuestro duelo será titánico".

Realmente era el jefe de los guerreros Chul de Temperley, este al fin sería un digno contrincante de un bravo mongol como yo, y haría que al fin Maestro Puteador me entregue mi cinto amarillo.

Me puse mi traje de combate mongol, el "dobok" (como aprendo los nombres que tira mi maestro eeeeee), y cual Rambo me puse una vincha roja. Me puse una camperita que tengo de He-Man (porque hacía frío y si no me abrigo mi mamá no me deja salir) y fuí al encuentro cual antiguo guerrero guiado por antiguos ancestros del Gran Maestro Invencible.

Mientras iba hacia el doyang Chul, me encontré con varios de mis compañeros mongoles que me dijeron "Pepe, por las dudas vamos con vos, porque estos son capaces de venir de a varios, los blancos guerreros Chul no son confiables". Aquí les muestro el batallón vestido con los típicos trajes mongoles:



Llegamos al doyang Chul de Temperley, las luces estaban apagadas, y cuando se encendieron, un ejército de cinturones negros nos estaban esperando. Realmente no pensaba que los guerreros chul tenían una elite de cintos negros tan inmensa. Detrás de ellos estaba mi ex maestro, totalmente recuperado de la última paliza, con una mirada desafiante. Al grito de "GUERREROS CHUL, AVANCEN!" se arrojaron sobre nosotros. Realmente peleabamos como podíamos, pero eran demasiados. Veíamos la pelea como perdida cuando de repente pateando la puerta apareció Maestro Puteador con una horda de golondrinas dispuesta a acabar al enemigo.
Si bien ellos eran más y la mayoría de los nuestros eran cintos de baja graduación, la marea comenzó a cambiar y cada vez podía acercarme más a mi rival.

Al calor de la batalla, el maestro Chul comenzó a avanzar hacia mi, la hora de la verdad finalmente llegaba y los guerreros de ambos bandos que quedaban en pie cesaron su batalla e hicieron un círculo alrededor nuestro.
Ambos nos pusimos en guardia y como buen guerrero mongol fuí sin vacilar al ataque. Bloqueó mi primer golpe, e intenté el golpe milenario mongol, pero solo sonrió diciendo:

-Tengo un inguinal puesto, ya estudié tu técnica secreta, crees que te va a servir?

Dicho esto intentó golpearme, pero inxplicablemente dejó su rostro descubierto, como si su año y medio de práctica para ser cinto negro no le hubiera enseñado a no descubrirse tanto. Aparte la piña pasó como a 30 cm. mios, por lo que aproveché y golpee con toda mi fuerza su rostro. Mientras se agarraba la cara fui con un gancho al hígado que lo hizo ponerse de rodillas. La coraza formada por los 20 abdominales semanales que hace no le sirvió contra mi puño groso.

Ahora de rodillas, me amenazó "Maldito, esto no termina aca". Haciendo lo que aprendí de mi maestro, tuve piedad de el así que patee su cabeza con una circular y lo dormí.

Una hora después, en el doyang mongol, Maestro Puteador dijo:

"Pepe, en esta ceremonia, te entrego el cinto amarillo que tanto te mereces, has derrotado al jefe Chul y tu brava hazaña será contada por generaciones".

Acto seguido volaron los corchos de sidra y se armó la fiesta. Maby bailó conmigo temas como "Violeta", "Que tendrá el petiso" y al final de la noche, mientras bailabamos lentos, me empezó a tocar el pitulín, terminamos en el baño haciendo lo de siempre. No creo que nadie se haya dado cuenta porque todos dormian en medio de un cementerio de botellas gigantezco.

Querido blog, quiero contarte que estoy muy feliz por haber triunfado en la primer guerra en la que he participado.

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