miércoles, 11 de junio de 2008

Primera práctica formal

Querido blog: Ayer por la noche, en casa arranqué con bronca todos los posters que tenía de Severino y con todo el merchandising de Chul salí a la calle e hice una quema pública. Quizá el que vive en Temperley como yo lo haya visto. Gracias a eso me dormí tranquilo y hoy me desperté temprano y bien descansado para comenzar mi nueva senda en el poder oscuro de los guerreros mongoles.

No sabés blog como estoy de entusiasmado de ser como aquellos bravos mongoles de antaño!!!!!!

Llegué a la clase y ahí estaban mis nuevos compañeros guerreros, todos vestidos de negro y el maestro Puteador.

-Asi que te decidiste borreguito de mierda?

-Si maestro!

-Bueno, entonces manga de pelotudos, formen que no tengo tiempo que perder en boludeces.

Formamos, justo estaba a la mitad de una fila pero me pusieron un soplamocos y me mandaron al final de esta.

Luego del saludo y la oración al Gran Maestro Invencible el maestro Puteador anunció:

-Bueno golondrinas, hoy tenemos a un nuevo alumno, es Pepe Armandez, y a partir de ahora por orden suprema de nuestro Gran Maestro, tiene el cinturón blanco.

Que momento querido blog! Que emoción! Creo que hasta se me salieron unas gotas de pis, menos mal que usaba un pantalón negro.

Comenzamos la entrada en calor, me enseñaron lo básico sobre como pararse y luego pasamos a la sección de armas.

Lo primero que me dieron fue un arma tradicional coreana: El nunchaku. A mi me parecía que era japonés pero el maestro Puteador me explicó:

-Esas historias que te contaron son falsas, la realidad es que uno de los antepasados del Gran Maestro inventó esta mortífera arma y con un escuadrón armado con nunchakus derrotaron a una división entera de chinos gracias a su nueva arma y sus grandes técnicas mongolas. Justo un japonés fué testigo de esta gran hazaña y como muchas otras cosas las copió y bueno, todos sabemos que los japoneses al ser una gran potencia pueden torcer la historia a gusto.

Me quedé sorprendido por la gran sabiduría de mi maestro, pero más me sorprendió que grosos antepasados del linaje guerrero del arte marcial que me enseñan.

Luego de aprender lo básico del nunchaku (y golpearme espalda y dedos hasta casi quebrarme uno), empezo el momento del combate. El maestro Puteador me dijo que a partir de al próxima voy a estar en condiciones de empezar a hacer combate. Esta vez el combate lo único que causó fue que tenga que ayudar a mi maestro a limpiar la sangre de una pared (en verdad la limpié yo, mi maestro estaba leyendo el rubro 59 mientras se bajaba a una velocidad record un vino Toro).

Obvio que adquirí el nuevo dobok negro (traje de guerra tradicional con el que luchaban los antiguos mongoles) con el cinturón blanco. Realmente vale la pena.

Mientras regresaba a casa vi un resplandor en el cielo, volando a toda velocidad por los aires. Espero que sea una señal de buena suerte en mi nuevo camino por la senda oscura.

2 comentarios:

australopitecus dijo...

Buenisima toda la historia.
No se si tendras talento para las A.M pero para escribir seguro que si

elartistadelchi dijo...

Jaja, no, para las artes marciales soy muy malo.